lunes, 16 de enero de 2012

Preciado y su Sporting



Ni el Milán de Sacchi ni la “Quinta del Buitre”. Ni el “Dream Team” de Cruyff ni la Brasil del 70 con Pelé, Tostao y Rivelino. Ni el fútbol elaborado y preciosista del BarÇa de Pep ni el contraataque mortífero y espeluznante de Mou. Es Manolo Preciado y sus chavales. La Mareona y sus guerreros. El Sporting de Gijón.

Manuel Preciado Rebolledo, más conocido en el mundo futbolístico como Manolo Preciado, es ese entrenador, aparentemente desaliñado y campestre, que domingo a domingo, sólo tiene un objetivo en mente: obrar el milagro de salvar a su Sporting del infierno de la segunda división. Y es que este santanderino con bigote, pelo canoso, y de carácter afable y risueño, fue golpeado duramente por las manos del destino. En el año 2002, un cáncer le arrebató el amor de su mujer. Cuando todavía intentaba asimilar la terrible pérdida de su esposa y recién fichado por el Murcia, una madrugada de Julio sonó su teléfono. Su hijo menor, había perdido la vida en un accidente de moto.

Tal vez, por ello es un luchador nato. Un trabajador incansable. Un entrenador con alma de guerrero de Las Termópilas. Una persona que vive por y para su día a día. Y por eso es el clavo ardiendo para que año tras año, todo el sportinguismo se ponga en sus manos para ver si es posible alcanzar el sueño de la permanencia. Él se mueve como nadie en esos fangos. El sabe lo que es ver la luz en el más oscuro de los túneles. Quizás porque sabe lo que es sufrir de verdad. Porque sabe lo terrible que es el no poder conciliar el sueño aunque esté tranquilo. Porque el conoce la soledad. Él conoce lo que es resistir y aguantar las envestidas de pie. Es por eso que cuando su equipo peor está, resurge y se eleva con toda la furia que lleva dentro.

Manolo Preciado no entiende de fútbol virtuosista ni excelso. O quizás sí que lo sepa pero con Juan Pablo, Gregory, De las Cuevas, Carmelo, Trejo, Barral, Sangoy and company poco más se puede hacer. Pero no pasa nada, ahí está Preciado y su Mareona para soñar. Ayer mismo lo hicieron. Porque cuando todo parecía abocado a un empate ante el Málaga de Pellegrini, un zambombazo de Trejo en el descuento, sirvió para que los miles de seguidores sportinguistas vieran más cerquita su anhelado deseo.

Manolo Preciado es de carne y hueso.No es un entrenador normal.No quiere fichajes de campanillas ni megacracks.Él solo quiere salvar al Sporting del abismo...eso, y encontrarse con su familia en el cielo de El Molinón para poder darle esos besos que tristemente, hoy, solo puede darles, antes de comenzar  los partidos, en la foto de su hijo y su mujer que lleva siempre en el bolsillo de su chaqueta. Es Preciado y su milagro. Es Manolo Preciado y su Sporting.

“La vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable e incapaz, y acabar pegándome un tiro, o podría mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda opción.” Manolo Preciado.

                    Ricardo García

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